lunes, 8 de febrero de 2010

Paradigmas de la ecología





Un día me preguntaron ¿amas a tu casa? Les respondí que si, sin pensarlo dos veces, ¿seguro? Dijeron enfáticamente mirándome con ojos agrandados, ¡pues… sí! A responder, aun que esta ves pensando y dudando al mismo tiempo. Ellos asintieron y me dejaron seguir jugando en el parque. Al cabo de media hora al cabo de media hora compré una gaseosa y unas galletas. Mientras comía y tomaba meditaba en la extraña pregunta que me habían hecho esos jóvenes ¿están locos? Me pregunté cavilaba perdida en mi mundo de adolescente mimada. (Cuando termine arrojé al gras la botella descartable de gaseosa y las envolturas de las galletas; ya me dirigía al pasamanos, cuando de pronto aparecieron los mismos jóvenes, creo que te escuché decir que amas a tu casa, dijo el mismo joven que me había interrogado instantes antes, quise decirles que no me molesten más, pero una voz continuó diciendo: no puedes amar si e dedicas a destruir, a contaminar, a envenenar la casa donde habitas. Quise decirles que mi vivienda está bien cuidada y todo lo que dicen no es cierto, pero entendí que no se referían a ella, sino al planeta, al mundo con mi familia y todos los demás, comprendí que había tirado irresponsablemente desechos tóxicos en mi propio ambiente. Tenemos que conservar nuestra ecología, si no lo hacemos nosotros ¿quién lo hará?, proseguía con su charla; empecemos a amar a nuestra única casa, es ahora, porque mañana quizá sea demasiado tarde. Recogí lo que había botado y lo deposité en el tacho de desechos, luego junto a ellos nos encargamos de recoger todo los desechos del parque, así mismo concientizando a todos los que habían venido a divertirse.
Muy a seguido nos pasa estas cosas, pero casi nunca tenemos la suerte de ser corregidos y enseñado amablemente sobre la erosión que hacemos a diario. En realidad esto es totalmente condenable.
Aquí algunos paradigmas

¡Que viva los carnavales! Es el grito de la multitud, ¡Por Dios! ¡que desperdicio desmesurado del agua! ¡ qué algarabía sentimos usar un balde de agua en intentar mojar a una chica o chico! Y lo más terrible es hacerlo en ingentes cantidades sabiendo que pronto nos enfrentaremos a una aguda crisis de este líquido vital. Todos lo aprobamos, es mas disfrutamos haciéndolo, cuando en otros lugares del globo miles de personas y animales mueren por falta de este elemento indispensable, y que darían el oro y el morro por un vaso, tan solo por una goa. ¡increíble verdad!? Eso parece, pero dejará de serlo cuando de aquí a un par de años sintamos los efectos de las grandes sequias, entonces añoraremos estos días cuando tuvimos la oportunidad de cambiar la realidad. Esta misma celebración viene acompañada por las famosas y tradicionales cortamentes, digamos que ambos se complementan. Los humanos nos encargamos de cortar los árboles para fiestas carnavalescas; acabamos con la vida de la flora, la fauna y de nosotros mismos. Sabiendo a ciencia cierta que respiramos gracias a las plantas, a los árboles. Sería aceptable si al menos plantáramos cinco o diez plantas en reemplazo del ya derribado, pero lamentablemente casi nadie practica esta política ecológica. Cada día hay menos áreas verdes, cada día nuestro planeta se convierte en un páramo, cada día nos encargamos de erosionar nuestra casa, y todavía tenemos la conchudez de preguntarnos ¿Por qué se está dando el cambio climático? Y muchas otras interrogantes a los efectos de una ecología diezmada crudamente.
El 31 de diciembre de cada año el mundo vive un completo jolgorio, liban descosidamente vivando al año nuevo y quemando al viejo. A decir verdad estamos quemando nuestro habitad, nuestro mundo, nuestra casa. ¿es que acaso no nos damos cuenta, cada familia quema su ropa vieja en forma de muñeco y todavía saltamos de alegría mientras agregando mas prendas, la pregunta es: ¿cuantos muñecos de trapo estarán ardiendo al mismo tiempo en todo el mundo y lo mas atroz ¿qué catidad de monóxido de carbono está siendo arrojada al atmósfera ¿asi nos preocupamos por la capa de ozono? Y sin embargo asamos a quejarnos que el sol esta quemando mas que otros años. Y eso no es todo, sino que lo rematamos haciendo detonar toneladas de elementos explosivos ¡realmente una realidad lamentable!. Son apenas tres claros ejemplos con la cual nos podemos cerciorar que no tenemos una mentalidad ecológica ni ambiental. Pues continuamos tirando basura en el piso, quemando desperdicios inflamables, talando sin control nuestros pocos bosques que aun existe, contaminando los ríos e incluso el mar. Continuamos manejando vehículos antiguos que arrojan sustancias toxicas muy letales, seguimos viviendo el presente sin preveer el futuro, el mañana que vivirán nuestros hijos y que si no hacemos nada por conservar nuestra casa, ellos nos condenaran y nos culparan por entregarles en herencia una vivienda no habitable, sin los servicios básicos e indispensables.
Cuidemos, conservemos y amemos la ecología, es ahora, mañana podría ser demasiado tarde;rompamos los paradigmas, cambiemos nuestra sociedad, forjemos ciudadanos amantes de la vida, de la naturaleza y de un futuro de paz y salud.

1 comentario:

Húayat dijo...

Veo que te has pulido mucho en tu escritura y cada vez vas más en aumento, ya quisiera tener el placer de comprar algún día en una librería uno de tus volúmenes en donde das a conocer tu forma de percibir esta realidad. Querida mía lo que hay que cambiar son los gobernantes, Ellos son los deprecan el planeta. Besos mi linda ecologista.
Salud-os desde mi percepción.